Aunque parezcan obvias las respuestas de Quién soy, Dónde estoy y Qué deseo, no es siempre tan obvio, visto desde una óptica filosófica, el maestro Sócrates promulgaba ya que no era posible mejorar sin un profundo conocimiento de uno mismo y su entorno, y precisamente, la tecnología nos permite, sabiendo dónde nos encontramos, y cuales son nuestras necesidades, facilitarnos ese conocimiento último.
En el mundo de hoy, la Doctrina de la Omnipresencia o la Pervasive Doctrine, también conocida como "Ubiquitous Doctrine" nos refiere a este conocimiento de las necesidades de la persona, tanto para individualmente localizar y analizar ciertos datos que pueden mejorar nuestra vida diaria como para el mundo del marketing y la publicidad, para analizar esos mismos datos y ofrecer experiencias y productos contextualmente apropiados en el momento y lugar adecuados a cada individuo.
Geolocalización de la Información |
Geolocalización y conexión de los Recursos |
Geolocalización y Dinamización Turística |
La interconexión de dispositivos, desde los situados dentro de un entorno cerrado como puede ser un vehículo o un edificio, en entornos abiertos, como pueden ser calles, avenidas o plazas, y la agrupación de nubes de grupos de estos entornos creando una red de células independientes pero interrelacionadas a nivel de información es lo que finalmente genera el Internet de las Cosas o el Internet de Todo, la capacidad de estas piezas de un todo de comunicar su estado más básico mediante pequeñas señales y la capacidad de reconocer dichas señales y actuar en consecuencia en base a unas sencillas reglas predefinidas, convierte el mundo que nos rodea en un espacio potencialmente autogestionable a nivel energético, biológico y sostenible, la potencial capacidad de este tipo de entornos de adaptarse al cambio y de analizar el comportamiento y patrones a su alrededor, puede hacer posible lo que nuestra propia condición de seres humanos no consigue de una forma natural: mantener una coherencia y constancia en nuestra relación con el entorno y su protección inconsciente.
Por muy "verdes" que pretendamos ser, no nos es posible conocer de forma inmediata el impacto que cada una de nuestras acciones diarias y cotidianas ejercen sobre nuestro entorno, el consumo eléctrico, el desgaste de las piezas de nuestros dispositivos y herramientas, la polución de todo tipo que nuestro paso por el mundo genera a cada minuto y su gestión se remite hasta ahora a soluciones de prevención o de gestión posterior de residuos o roturas, pero no nos es posible hasta ahora optimizar los recursos a tiempo real y de una forma verdaderamente inteligente.
El Internet de las cosas nos lleva a ese mundo utópico y para algunos distópico de la ubicuidad del conocimiento, de la capacidad de las cosas de autoadministrarse y optimizar su rendimiento, consumo y obsolescencia.
La era de la computación ubicua está aquí: una informática sin ordenadores, donde el procesamiento de la información se funde en la vida cotidiana, y prácticamente desaparece de la vista.¿Cómo va a transformar nuestras vidas? ¿cómo vamos a aprender a tomar decisiones sobre algo tan difícil de ver?